domingo, 2 de noviembre de 2008

Métodos

Es sabido que las mujeres, y también algunos hombres, tenemos una necesidad natural de conectarnos para resolver algunos asuntos, o al menos hacer “catarsis” acerca de ellos. Lo hacemos para purgar nuestro cuerpo o espíritu. Purificarnos, limpiarnos, expulsar lo que nos perturba, nos duele, nos atemoriza, nos envilece. ¿Es casi, casi, un exorcismo… no? ¿O el exorcismo es una catarsis? Complicado. Especialmente porque parece no referirse a demonios cristianos, sino a los demonios del alma, los fantasmas del olvido, las emociones más profundas. Y yo, ingenua de mí, que pensaba que cuando mi amiga me decía…
“Hice catarsis y me corté el pelo.”
“Fui a hacer catarsis al shopping.”
realmente estaba haciendo catarsis. Pero no, se ve que no. Que es un poco más difícil que comprarse unos trapitos nuevos, cambiarse el color de pelo, o tener a una chica haciéndote las uñas. También creía que hacer catarsis era por ejemplo, en mi caso, escribir en este blog o llorar desconsoladamente, desgarradoramente. En otras oportunidades exigir, explicar, llorar y preguntar, preguntar hasta lograr entender. Sí, no es habitual, pero cuando algo me supera, cuando algo me hiere profundamente, soy de las necesitan que le expliquen como a una niña y lloro mucho. Conozco personas que además pegan (aerobox no viene mal, si, si lo practico), otros que rompen cosas (sí, rompen cosas, patean cosas, estrellan platos contra el piso, etc. ), otros que salen a pelear (típico de algunos hombres que salen a emborracharse y buscarle pelea a cualquier perejil que puedan cruzarse, cuando en verdad la discusión la tuvieron con sus novias 2 hs. atrás) otras bailan o hacen acrobacia, otras diseñan, otras comienzan la rotation y van de visita en visita de amigas, otras se calzan sus gafas con aumento y se enriquecen con lecturas, otras salen con su cámara de fotos a tomar imágenes del mundo. Sí, conozco de todo, incluso a los que nunca parecen hacer catarsis. Seres imperturbables que nunca dicen nada de sí mismos, nunca se enojan, nunca gritan, nunca explican nada. Témpanos de hielo. Gente que todos presuponemos “llevan la procesión por dentro” aunque yo a veces lo dudo. Siempre me pregunto si “realmente” sienten algo. Pero bueno, la gran mayoría de nosotros hacemos catarsis, tarde o temprano. De alguna manera buscamos expulsar de nuestra vida, cuerpo, mente todo aquello que nos hace mal, que nos vuelve vulnerables e indefensos. Lo que nos da miedo, lo que no podemos dejar de recordar. De una u otra manera, buscamos sublimar nuestros problemas. La cuestión es que, sin mediar ningún tipo de terapia profesional, y por el sólo hecho de poseer un instinto de preservación o supervivencia, todos (o casi todos) consciente o inconscientemente, ejecutamos algún método de hacer catarsis. Bah, creo que cada cuál tiene su forma típica de hacerlo, al margen de que en algún caso particular nos descubramos haciendo cosas que no acostumbramos. Entonces la idea sería, como este blog se basa en pensar y repensar ideas, sentimientos, sensaciones y experiencias, hablar y contar cómo hacemos catarsis si tenemos una forma más incorporada que otras experiencias en las cuáles hemos hecho o necesitado hacer catarsis y todo lo que se relaciona a purificarnos, expulsar lo que nos hiere, olvidar lo que no deseamos recordar, perdonar, aceptar, asimilar y todo aquello que nos hace bien al alma. Que, en última instancia, es lo que perseguimos al hacer catarsis: estar bien, puros, de alma abierta y receptiva. Rescato de cualquier proceso de catarsis los recuerdos, porque si bien en algunos aspectos, nuestras historias, inventadas o no, exageradas o no, sacan mucho de nosotros, lo bueno y lo malo. Dejamos traslucir nuestra personalidad a través de nuestra escritura o las imágenes que plasmamos en nuestras notas, los recuerdos próximos y lejanos influyen en nuestra búsqueda de liberar nuestras almas.

sábado, 25 de octubre de 2008

NUNCA vamos a parar, NUNCA!!!!

Estas últimas semanas no estuve inspirada pero como tengo a mis apuntadoras y musas que me ayudan en los caminos de la vida… Vino L. y mientras almorzabamos me dijo: “mirá lo que te traje??”
Ya me la había leido por teléfono y no paré de reirme, como no puedo parar mientras la copio y pego en este blog. Escribiendo cartas …

Carta de una mujer de 35 años a un hombre de 36 que le pidió un tiempo: anda a la puta que te parió!!!

Cuarto día, y esto ya parece más un diario íntimo que otra cosa, como si hubiera vuelto a mi niñez.
Creo que me estoy pudiendo reír de la situación.
Estuve hablando con amigas y de verdad que todas coincidimos en que sos un pelotudo importante….pobre, no quiero herirte, es que soy un perro herido. En verdad siento que la más imbécil acá soy yo, por creerte, por entregarme…Ay ay ay!! Mi eterna y tan poco resuelta necesidad de afecto del varón!! La puta que me parió, que cosa totalmente irresuelta!
Cambio de figurita y se me pasa todo…Es necesidad? No, es amor! Es el dolor del ego herido porque vos me dejaste a mí.
Que estúpido es el ser humano. Cree tener el poder el que toma la decisión…que imbecilidad! Que mierda es el poder? El poder no es amor, definitivamente, en el amor no hay lucha; si hay lucha no es un vínculo de amor, es un vínculo de poder. A ver quién es más fuerte, a ver quien es mas débil, a ver quien llama primero para transformarse en el mas débil. El que aguanta más días gana…QUE ESTUPIDEZ!
Esto más que amor, es una flor de cagada! Si bien sé que no tengo que llamarte y DESAPARECER, porque el que pidió el “tiempo” fuiste vos, por qué carajo sufro??!! Y es fácil la respuesta: sufro porque aunque quiero llamarte, me tengo que meter los dedos en el orto, apretar fuerte los dientes y decir: “Si lo llamo PIERDO!” ¿Qué pierdo? El PUTO PODER.
Digamos que el que tiene la sartén por el mango ahora sos vos, pero yo también tengo algo. Se llama amor propio, orgullo, o como carajo quieras llamarlo, pero ¿sabes que? Me da el PODER también.
Me sentiría una imbécil llamándote. He sido una imbécil la mayor parte de mi vida, porque me gana el impulso, el sentimiento, y no mido las consecuencias. Después de que lo hago me siento el ser mas pelotudo y chiquitito de la tierra y digo: “¡que tarada! ¿Para que lo llamé?..
Vos seguí pensando… Tomate tu tiempo para “conversar con vos”, que, conociéndote, no va a hacer mas que enredarte en el nudo que ya traés.
Siempre fui mala para desatar ovillos, así que ese trabajito te lo dejo todo a vos. Yo, mientras tanto, me voy a hacer quilombo a otra parte, me voy a hacer ruido, que el ruido me dispersa, me mantiene ocupada en pelotudeces si sentido, pero por lo menos no me tiene ocupada pensando en que carajo estarás pensando vos! Y cuando va a ser el puto día en que vas a llamar para decirme “algo” que seguro será una pelotudez nueva en la que seguro me engancho porque soy una boluda promedio.
A veces digo: “Ay! Que venga un gnomo y me surta de un buen golpe en la cabeza para que me avive un poco, me ilumine y cuando me llames te diga: “lo tengo que pensar, no estoy segura”.
Basta de impulso!! Una vez en la vida tengo que reflexionar!
A mi me conviene un inmaduro que no sabe lo que quiere y que encima promete pelotudeces que me termino creyendo??? NOOOOO!!
Yo te quiero viste, porque sos pelotudo, pero sos buen tipo, sos cariñoso, que se yo, tenés cosas lindas. Pero paremos la moto!! Está lleno de cariñosos con cosas lindas que tienen las cosas resueltas! (al menos algunas, al menos las básicas).
Dejémonos de joder….soy una mina con un camino recorrido que ocupa bastantes kilómetros, tengo u hijo, me banco sola, voy para adelante, tengo claras las cosas básicas, soy bastante boluda, por ende me merezco otro boludo, pero con las cosas básicas resueltas! ¿No te parece?, A mi sí y espero que no me falle la cabeza y pueda pensar, si es que me llamás, en todo esto.
Basta de pensar con la de abajo! La de abajo está para una sola cosa que me sale bastante bien y con cualquier pelotudo promedio.
Que te garúe finito! Y otras boludeces más como: “si te he visto no me acuerdo”, “lo mejor está por venir” y “lo que no te mata te fortalece”…QUE FRASES DE MIERDA!!!”

lunes, 13 de octubre de 2008

Sabor de una noche


Anoche, cuando pensaba en algunas personas que pasaron por mi vida (algunas que siguen presentes, algunas que sólo permanecen en recuerdos y algunas que llegaron recién), me detuve a recordar el beso, uno de esos besos inolvidables...
Era una noche fría, estaba en mi casa, tranquila, escuchando música suave, la luz tenue, el calorcito de hogar que abriga las confusiones. Un llamado y la pregunta: Podemos charlar un rato??
El llegó tocando a mi puerta, al acercarme sentí su aliento embriagado, me hablaba siempre de la misma historia, olvidándose en cada segundo que me había contado lo mismo una y mil veces, yo sólo lo escuchaba... Me encantaba escucharlo y mirarlo, no importaba las veces que sean, siempre era como una nueva aventura.
Esa noche, después de su historia con varios matices, nos quedamos oscuros y le serví café, tenia una mirada que penetraba hasta lo mas profundo de mi alma, me desnudaba, me sentía descubierta, temblaba y, de a poco, ese temor me gustaba. Se acercó, nos acercamos y nos dimos un pequeño beso. Sólo tocó mis labios temblorosos.
Nos besamos con el cuerpo, con la mente, con el corazón. Recuerdo su sabor. Lo recuerdo perfecto..., era dulce, inexplicablemente delicioso. Un beso suave y al mismo tiempo intenso, sus labios tibios, tiernos, me abrazaban la angustia y el temblor.
El tiempo se detuvo sin avisarnos, y todo, todo eso, lo sentí en un segundo. Después nos reímos, nos reímos mucho como si fuéramos niños descubriendo sensaciones, y me abrazó fuerte. Sus brazos me calmaron. El tiempo volvió a tomar su pulso. Miramos el cielo, y tuve un momento mágico, justo cuando levanté la mirada vi una estrella fugaz... pedí no separarme nunca de él... volvimos a besarnos, esta vez el beso duró más tiempo, parecía que fuera eterno, fue intenso, más descontrolado pero el mismo sabor, la misma emoción. Ésta vez, mis ojos empezaron a llorar en silencio... sabía que era la única vez que tendría un beso suyo, la única vez que me abrazaría así, la única vez que el temblor se apoderaba de mi con él y la única vez en que la noche me regalaba su aliento a café.
Este es mi recuerdo, su beso, su aliento, su sabor.
Esa noche quedará siempre como un sueño. Ese beso mantendrá su sabor mientras lo recuerde.

sábado, 4 de octubre de 2008

Para Marie


En la vida hay ciertos momentos en los que lo bueno y lo malo van de la mano, lo feliz y lo triste son indivisibles, momentos en los que sonreís mientras llorás, en la vida hay ciertos momentos por los que no queda más remedio que pasar. Y si no lo creen, ¿cómo es posible que alguien esté feliz porque una amiga se va y triste a la vez? Cómo es posible que sonría imaginándome a una amiga viviendo feliz y a la vez que esté triste por saber que está en la distancia? En la vida hay ciertas cosas que nadie puede explicarme.
Lo que también sé es que la amistad no entiende, es ignorante, no entiende de distancias ni de tiempo, la amistad siempre sigue ahí, siempre sigue esperando ese tren y si no llega no pasa nada, ella sigue ahí.
Quizás el haberme ido yo primero me da una visión diferente, una visión en la que no me da miedo la distancia ni el tiempo, en todo caso me da respeto el día a día. Y es que ahora tal vez comprendas que los amigos no se van nunca, los amigos siempre quedan y siempre están.
La única diferencia es que ya no vamos a poder tener nuestras charlas matutinas. Sólo eso. Eso y que ya no te voy a tener tan a mano para “bajar un minuto” eso y que ya no voy a poder quejarme de las Sur y Catas con vos, eso y ya está, no voy a seguir … vos sabés todo y en tu corazón lo vas a recordar como yo.
Se va una amiga y se gana otras, Euyi, Chechu y por que no, algunas más.
Las despedidas nunca fueron lo mío, aunque tuve muchas y, en este caso más aún, porque sé que no es una despedida, es un hasta luego como dije tantas otras veces. Tal vez por eso no quiero despedirme con un adiós o con más palabras que un simple hasta luego. Tal vez por eso quise escribir esto de otra forma, no quiero que sea más profundo ni un poema, solo quise escribir como he escrito, con palabras que no traspasen el corazón. Me conformo con que salgan del mío mientras las escribo. Por eso y por todo, por lo que vivimos y por lo que viviremos, por la amistad que compartimos y siempre compartiremos, por eso y por todo: "Hasta luego".

martes, 30 de septiembre de 2008

Cruzando la línea


Una, dos o tres salidas, a veces algunas más y comienzan algunos síntomas inequívocos de que estás rayando el límite entre caer a los pies de ese caballero que estás conociendo.
Aqui van algunos:
Cuando vas a tomar un café a tu bar de confianza y hojeás el diario (cosa que nunca hacías antes) porque es el único que tiene horóscopo. Y mirás primero el tuyo y luego el suyo…Cuando borrás su número de la agenda de tu cel para evitar llamar a horas intempestivas o enviar sms absurdos cuando estás un poquito pasada de copas y después te querés matar porque ni tenés su número, ni forma de recuperarlo. Cuando te maquillás antes de salir y te ponés el jean que mejor te queda. Cuando te depilás el día que arreglaste para salir, y te bañas en el perfume ese para ciertas ocasiones. En fin… cuando te acicalás exageradamente antes de salir con ÉL. Cuando notás que vas con las pulsaciones aceleradas y con taquicardia constante. Cuando antes de dormir das vueltas en la cama pensando en las cosas que te dijo o hizo, y cuando te levantás y está ahi al lado…Cuando todas las canciones que escuchás te lo traen a la memoria. Cuando te bajás los temas y mirás las series que le gustan para comentárselas luego. Cuando te duele la panza sin razón. Cuando adelgazás sin razón aparente. Cuando revisás varias veces al día el correo y se te acelera el corazón cuando ves que se conectá al MSN o encontrás un mensaje suyo. Cuando volvés a leer o escribir poesía. Cuando vas de shopping y mirás en negocios masculinos y te imaginás cómo le quedaría tal o cual atuendo. Cuando te ponés monotemática con tus amigas hablando sólo de “él” tema. Cuando cancelás citas con otras personas (y ahí si que estás al horno !!).

sábado, 27 de septiembre de 2008

Porque no sé si existe


El fin de semana "comienza" sin penas y sin glorias. Intentos fallidos de encuentros, algunos cafés con amigas que siempre son buena compañía y después sola. Me encierro un poco, filtro llamados y contesto sólo los mensajes indispensables.
Lo busco, lo imagino lo sueño ¿Acaso existe?
No un príncipe azul. Uno que viva, exista y ame como todo el mundo. En la búsqueda con la lámpara de Aladino, idealizamos al hombre. Películas, telenovelas y toda esa mala literatura rosa nos crea fantasías y un montón de ideas erróneas alrededor del hombre ideal.
Están muy extendidas las siguientes:
“El físico no importa”. No estoy segura. Analizamos no sólo físico, sino su olor, su timbre de voz, su manera de comer, su tacto, sus pies, y sus manos... Son para siempre, y no cambian.
“El amor siempre fluye por sí mismo”, No, no. Nunca hay que bajar la guardia. El amor hay que merecerlo y es un esfuerzo diario.
“Con él a solas en una isla desierta”, Hmmmm…esta es una gran mentira, herencia del romanticismo más pueril. Por muy pluriscuamperfecto que sea el hombre, es preciso convivir con otras personas ¡Qué aburrido sería estarse mirando las caras todo el santísimo día! Convivir significa compartir, y la riqueza proviene de la interacción con los otros, no sólo con uno.
Ahora, sí chequeo las virtudes del hombre perfecto:
La verdad. Sin ella no hay nada, absolutamente nada bueno.
La comprensión. Adoro a las personas que saben ponerse en los zapatos de otros y otras. Si no, es sólo un enamorado de sí mismo.
La lealtad. Es un valor definitivo, junto con la integridad personal y el amor desinteresado.
El deseo sexual. Es evidente, sin él ningún hombre es perfecto.
La cercanía. Compartir y actuar sin necesidad de dar explicaciones; leer la mirada y el gesto adelantarse a la voluntad.
La seguridad. No es el bienestar material, sino el apoyo firme y permanente, en cualquier circunstancia de un hombre admirable que quiere que estemos bien.
La caballerosidad. Cortés, delicado, sensible y galante.
El sentido del humor. La cualidad imprescindible de todo bicho viviente.
Un hombre con quien compartir plenamente la vida. Un hombre elegido que con el paso del tiempo, me haga sentir algo parecido a ese sentimiento que tuve de niña y que se perdió cuando salí sola al mundo: la seguridad de que ya encontré a mi complemento y me hace sentir verdaderamente dichosa. En resumidas cuentas a un hombre de verdad, un hombre cabal, con una vida real dispuesto a compartirla, un hombre con quien pueda ser yo, con quien reir, llorar, divertirme, amar, ser entienda y entender, pelear, reconciliarme, tener puntos de vista diferentes, crecer juntos. Es mucho ??? Si, quizás. Pero eso es lo que quiero. No un príncipe azul.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Ay cuore, cuore !!!


En la mitad de la fiesta se acercó a ella. Lo vio nuevamente después de 18 años, ya es un hombre, ese alguien que quiere seguir sus pasos, buscando la ocasión para hablarle, para estar cerca. Ella se deja envolver poco a poco. Le va gustando ese sentir, le atrae, le gusta y sin querer se va enamorando de él, pero se da cuenta que es imposible corresponder a su cariño porque el es mucho más joven, porque los años de diferencia son muchos y él tiene la juventud a cuestas mientras ella debe tener conciencia y prudencia ante ese sentir. Poco a poco va perdiendo la cordura hasta sucumbir ante ese sentir y empieza a vivir una vida maravillosa a escondidas, porque sabe que si sale a la luz será criticada. Se pregunta muchas veces en las noches cuando llega ese recuerdo de los instantes vividos, el porqué de la diferencia cuando es el hombre mayor y la mujer joven, esa equidad de género que no se da en ese aspecto. El porqué no está permitido ante la sociedad una relación de esa naturaleza, el porqué vivir a escondidas y no poder gritar al mundo lo que siente. Pero la vida muchas veces nos devuelve amor por dolor, esa relación conlleva a pensar en las noches, lógicamente, el vive su juventud, tiene amigos, amigas y porqué no ser un poco negativas, podría encontrar en una piel joven, tersa de nuevo el amor, porque la diferencia de edad es mucha y le duele.