lunes, 18 de agosto de 2008

Laberinto


El finde pasado encontré un viejo cuaderno en casa de mis padres donde sus páginas albergan sueños, frustraciones, desamor, miedos, etc., de una adolescente de quince años. Sus formas son poesías baratas, dibujos a medio hacer. Me releo y me asusto, me pregunto en qué estaría pensando en aquella época para aceptar los desplantes de un hombre mentiroso compulsivo, y mi obsesión por él. Sí, así era yo, un ser confuso que se aferraba a una persona que a lo único que aspiraba era a hacerme daño. No sé ni cómo, mi vía de escape era escribir y dibujar, imaginarme mundos paralelos donde él me requería, me idolatraba. Le agradezco que fomentara mis fantasías. La mayor parte de mis pseudopoemas son inspirados en su capacidad de hacerme daño y en mi forma de escapar de él.¿Quién soy ahora? Sigo siendo una persona enamorada del amor. Sí, romántica, entregada, pasional, ¿obsesiva?. No lo sé. Intento trasladar lo que mi mente crea en sus delirios de grandeza. Ser…escritora, artista… sería tan inspirador. El arte, qué grandioso medio de expandir el alma turbada por la efímera existencia. Hace unos meses, una persona me dijo con una realidad que no puedo negar: “sos un poco complicada”. Sí, no me conocés, pero tenés razón. La complejidad me hace elocuente y admirada por mí misma. Me critico, me niego, pero a la vez me sorprendo de mi fuerza, de haber sobrevivido a los avatares de un espíritu como el mío. El susurro de la mente bohemia, enclaustrada en elegantes tacos y traje de oficina.
Y me planteo contar historias. Empezado está. No estoy segura de querer seguir. Todavía quedan lazos que necesito reconstruir, entender, reparar. Como el que me recuerda porqué sigo sin comprender su partida, cuando la quiero y lloro en silencio.
¿Qué pretendo cuando me expongo en Internet? Todos tenemos ese punto de egocentrismo. Quiero que todos admiren mis palabras? Cada uno/a tiene su fin en la NET. Y recuerdo mis motivaciones iniciales “practicar mi escritura?” “recordar mi escritura?” No sabía en qué camino se encontraba mi desarrollo artístico. ¿Qué puede salir de una persona avocada a la expresión de su fuero interno a través del arte? ¿Aspiro al reconocimiento? ¿Esa es la intención? Temo que no. No busco ningún reconocimiento. Me gustaría conseguir una rutina de escritura, pero no puedo. ¿Por qué? Miedo. Soy adaptable, pero los cambios me confunden, me aturden el cerebro. Y me refugio en mis pecados, e intento poner orden en mi caótica personalidad. Pero luego, vuelvo a ser la mujer responsable, correcta, trabajadora. No termino de lanzarme a respirar mi ambiente artístico, y me enclaustro en los libros para ser…algo. Siempre buscando el reconocimiento de la seriedad del trabajo, de la profesionalidad. Nunca me gustó escribir largo, este es un compendio de confesiones e intenciones. Me guste o no, necesito intentarlo. Me tiraré de los precipicios y caeré en pétalos de rosa, o por el contrario me quedaré lastimada y perdida. Pero no me importa. Cuando escribo mis anhelos, todos se hacen más alcanzables. Una confusa bohemia se disipa y se presenta un nuevo camino: la posibilidad de convertirme en mi propio sueño.

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